Las Juntas Vecinales, ayer y hoy (Diario de León)

David Díez LLamas Sociólogo 27/02/2013

 

Las juntas vecinales tienen un papel fundamental en la organización territorial leonesa. Fuera de las burocracias institucionales, que son maquinarias que han demostrado en demasiadas ocasiones su ineficacia, los leoneses han buscado formas de organización propias que de manera directa y más eficaz afronten sus problemas. Diríamos que en ellas se hace un ejercicio de democracia directa y son ejemplo de cómo con pocos recursos se puede actuar con eficacia para dar soluciones que no son teóricas sino reales y que afectan al día a día.

La lucha de las juntas por mantener su capacidad de gobierno no es nueva. Así en 1875 un dictamen ministerial ya trataba de eliminarlas. Ante esa situación Elías López Morán (en su obra Derecho Consuetudinario Leonés) nos reflejaba la situación de los pueblos leoneses cuando nos decía que los ayuntamientos leoneses «nunca han hecho ordenanzas municipales; en primer lugar, porque cada pueblo tenía la suya para su propio régimen, resultando, por tanto, aquéllas enteramente inútiles; y en segundo porque es harto difícil, si no imposible, hacer unas buenas ordenanzas comunes para ocho pueblos que tienen necesidades diferentes y muchas veces encontradas: siempre resultarían inaplicables, o por demasiada deficiencia, o por falta de adaptación a las diarias exigencias de la vida del común».

Así se rechazaba ese proceso centralizador por cuanto se calificaban a las juntas administrativas que pretendían sustituir a las juntas vecinales como enteramente inútiles.

La razón era que se consideraba que «no responden a ninguna necesidad, porque lo que les está recomendado puede hacerlo y lo hace, la reunión de todos los vecinos del común con su correspondiente órgano de ejecución: y porque implica un desconocimiento completo de los más elementales principios de derecho natural. La representación huelga cuando los que han de estar representados pueden practicar directamente, o por sí mismos, con más probabilidades de acierto, puesto que se trata de la dirección de sus propios intereses, y sin obstáculos ni inconvenientes que dificulten de ninguna manera su intervención inmediata, los actos que han de ejecutar los representantes». ¿No creen que esto que se decía hace más de un siglo es enteramente aplicable hoy? A veces es importante tener memoria para evitar caer en los mismos errores.

Son muchos los casos de corrupción que se conocen por diferentes ámbitos geográficos y políticos en distintas instituciones de ámbito municipal, autonómico o del Estado. Sin embargo no conozco ejemplos de esto mismo en el marco de las juntas vecinales. Sencillamente creo que ello se debe a que los cargos de las juntas vecinales en su gran mayoría no cobran por ejercer sus funciones. Además el control social es mucho más directo.

El arraigo de las juntas vecinales está asociado a la propia historia leonesa por cuanto se dice que «son su forma de gobierno desde antes de los tiempos en que se redactó el Fuero Juzgo». Sin embargo también hay otros valores como la eficacia o la representatividad.

Uno de los problemas importantes que tiene nuestra sociedad actual es el profundo desapego de la ciudadanía a sus instituciones. Alguien debería de reflexionar en base a qué motivos surge esa situación y que circunstancias distintas hacen que en los pueblos leoneses exista una profunda sintonía entre los deseos ciudadanos y sus juntas. En mi opinión el motivo es claro, mientras que en las juntas vecinales hay una implicación directa de la ciudadanía en las decisiones y en la acción de gobierno, en otras instituciones la acción de gobierno se ejerce con independencia de la ciudadanía.

Los leoneses levantan su voz por los intentos de suprimir sus juntas vecinales pero tal vez si la supresión fuese de la Junta de Castilla y León entonces esas voces serían mayoritariamente de apoyo. ¿Reducir administraciones para racionalizar el gasto público?, de acuerdo. Pero entonces vamos a eliminar aquellas que generando muchos gastos actúan con muy poca eficacia y muchas veces incluso en abierta oposición a los intereses de la ciudadanía. En unos casos los ciudadanos levantan su voz en defensa de las instituciones que ellos mismos han elegido, mientras en otros lo hacen para rechazar la que se le ha impuesto de modo antidemocrático (la Junta de Castilla y León).